El canto de los poetas improvisadores : el bertsolarismo

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"Se debe suponer que la práctica de la improvisación cantada fue de siempre, en tierra vasca también, la expresión literaria social por excelencia".

Jean-Baptiste Orpustan, Compendio de historia literaria vasca

 

En todas las culturas, el fenómeno de la improvisación fascina y provoca admiración. Cuando la improvisación, como es el caso en el País Vasco, es cantada, versificada y con rima, se convierte en arte, literatura, toma aires de juego, de reto, y exige a los que la practican cualidades fuera de lo común. El canto de los poetas improvisadores vascos siempre ha maravillado al público, público que ha sabido conservar algunas estrofas en su memoria, permitiéndoles así perdurar a lo largo de los siglos. Algunos se han convertido en clásicos del canto vasco. En ese sentido, se considera a menudo la improvisación cantada y versificada como la "madre" del canto en el País Vasco.

UNA HISTORIA DESCONOCIDA

Disponiendo de pocos datos sobre su historia antes del siglo XIX, es difícil dar una fecha de origen : algunos investigadores la remontan a la época del Imperio árabe (siglo IX), otros dejan caer que desde el siglo XVI, se practicaba en el País Vasco una cierta forma de improvisación.

Si esta antiquísima tradición existía igualmente en otras regiones del mundo, el fenómeno alcanzó, en el País Vasco, una amplitud muy especial en tabernas, sidrerías, y en todo lugar de encuentro y de buena convivencia. Pues como lo ha escrito Antonio Zavala, autor de trabajos sobre ese fenómeno, el bersolarismo "nace ante todo de un ambiente ".

LA FIGURA DEL BERTSOLARI

Gente sencilla, la gran mayoría de los improvisadores del siglo XVIII, XIX e incluso de principios del XX no sabían ni leer ni escribir. Originarios, en su gran mayoría, de familias de pastores y campesinos, tomaban muy a menudo como seudónimo el nombre de su casa natal : Fernando Aire llamado "Xalbador" dice que tenía ese seudónimo de su casa natal, Xalbadorrenea, en Urepel (Baja Navarra) y Francisco Petriarena llamado "Xenpelar" de la casa Xenpelarre en Renteria (Guipúzcoa). Además, todos siguen ejerciendo sus oficios al mismo tiempo que animan fiestas patronales y banquetes, partidas de pelota y mercados : "el bertsolari tira de la carreta o de garlopa ; hijo de su tierra, pegado a la naturaleza. Esa es su originalidad profunda, auténtica, y por eso el público se reconoce en él y simpatiza con su obra".

Su amor por la vida ha suscitado a veces el desprecio de sus contemporáneos, y su libertad de palabra ha podido acarrearles el estar prohibidos o encarcelados. Animados y temidos, estos "atletas del verbo" han sido siempre figuras ineludibles de la sociedad vasca.

UNA TÉCNICA AL SERVICIO DE LA POESÍA

El improvisador concibe su obra cantando. En algunos segundos, necesita : elegir la melodía que inducirá el ritmo del verso, respetar la medida de ese verso, encontrar las rimas apropiadas, y elaborar el contenido de su mensaje. Con la particularidad además de que debe componer sus versos remontando del final hacia el principio, siendo el último verso de la estrofa la "columna vertebral" del poema cantado. Capacidad asombrosa donde la haya. "Lo cual supone, según Daniel Landart, cualidades de audacia, confianza en sí, presencia de ánimo, una rápida imaginación y de elocución, una memoria sin fallos, sin olvidar el dominio de la lengua y conocer el repertorio antiguo".

Cualidades todas ellas que hacen de esos poetas de lo inmediato, mujeres y hombres admirados pero humildes, hombres y mujeres sabios que prefieren "ser" a "parecer importantes".

UN ARTE DE SU ÉPOCA

Este arte tradicional y popular demuestra hoy que ha sabido adaptarse a la evolución de la sociedad, a pesar del difícil cambio de un modo de vida rural – fuente casi-exclusiva de esta disciplina durante mucho tiempo – a una sociedad industrial y urbana.

Hoy, la improvisación se apropia poco a poco de los espacios de comunicación que ofrecen los medios de comunicación de masas, se abre cada vez más a las mujeres, y entra en las escuelas para asegurar la transmisión.

Un campeonato a nivel del País Vasco ha aparecido en 1935, los torneos se han multiplicado, y se han creado escuelas de improvisadores para enseñar las técnicas de esta disciplina y comunicar a los niños el placer de la versificación cantada. Siguiendo así las huellas de sus célebres antepasados, las jóvenes generaciones han elevado además la disciplina a un alto nivel de calidad artística, y encuentran actualmente un éxito que crece ante un público igualmente joven. Todos dan aliento y vida a este arte de lo inmediato que fluye sin embargo desde hace siglos.Y que fluirá mientras viva su fuente, el euskera.

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