El investigador Xabier Elosegi (1937, Tolosa, Gipuzkoa) ha trabajado en torno a las casas y apellidos de Sara. El 25 de abril de 2011, presentaba la traducción de Bosquejo etnográfico de Sara de Barandiaran, trabajo realizado junto a Erramun Bachoc y Pantxoa Michelena y traducido al euskera y francés por Kattalin Totorika y Jon y Jesús Aizpurua.
Xan Aire : Si tuvieras que hablarnos sobre dónde naciste...
Xabier Elosegi : He crecido en la calle. Quiero decir que fui educado en un apartamento, no fuimos niños de campo. Cuando nací, Tolosa era bastante grande, tendría 15.000 o 16.000 habitantes. Mi padre era euskaldun, al igual que toda su familia, pero mi madre nació en Argentina, hija de padres vascos que emigraron allí y volvieron a Euskadi. No hablaba el idioma muy bien, pero se defendía. Por lo tanto, en casa hablábamos en castellano y en la calle también se hablaba mucho castellano. Gracias a nuestro padre nos sentimos bastante cerca del euskera, pero como segundo idioma.
Por lo tanto, hablas euskera desde entonces...
X.E.: Algunos hermanos lo desarrollamos más que otros. Yo he sido euskaltzale desde siempre. Hay que decir que me ayudaron mucho los libros que teníamos en casa. Y nuestro padre. Recuerdo como si fuera ayer mismo que nos regaló la colección Kuluxka que vió la luz en 1947. Más tarde, con 13 o 14 años, compré un misal íntegramente en euskera con mi dinero. También teníamos un tío científico, gran amigo de Barandiaran. Nuestro abuelo también era euskaltzale y amante de la cultura: Bonifacio y Karmelo Etxegarai, Arturo Campion... quiero decir que hemos tenido referencias vascas en casa, en la familia, que han acabado teniendo influencia en mí.
¿Y de dónde te llegó la necesidad de analizar los baserris?
X.E.: La verdad es que no lo sé, es algo que me ha llegado tarde. Cuando era un niño pasábamos todo el verano en pueblos pequeños como Gaztelu (Gipuzkoa). Quiero decir que durante dos o tres meses vivíamos en un baserri y ahí creo que surgió el amor por las casas tradicionales en todos mis hermanos. Pero todavía no entendía lo que significaba la casa para los vascos.
Y ahora, ¿sabes qué significa?
X.E.: Podría decir que Euskal Herria es la casa y la casa Euskal Herria. Ocho de cada diez viven personas viven en espacios urbanos. De todas formas, toda esa gente siente cierto apego a la casa y los une al apellido. Sabemos que hace tiempo que el apellido iba ligado al nombre de la casa y la gente sabe que su apellido viene de tal o cual baserri. Y pensaban que esa casa debía ser necesariamente euskaldun, pero puede que ese baserri tenga un nombre euskaldun y en su interior no se hable euskera. Pasa en Navarra, en Álava y en parte de Bizkaia, pero también en Iparralde, en Amikuze. Existe un culto por la casa, pero no tienen por qué ser vascoparlantes.
¿Por qué elegiste Sara para tu investigación?
X.E.: No comencé en Sara. Viví en Azkain y comencé en este pueblo. Conocí los viejos catastros, documentos de gran valor: comenzando por la época de Napoleón hasta 1940 aproximadamente. Daba topónimos de cada parcela del pueblo, aparecían los dueños y para qué había sido utilizado la tierra. Se especificaban los siguientes aspectos: nombre, apellidos y el nombre de la casa. Los franceses también se comprometieron a indicar el nombre de su casa. Y de Azkain fuimos a vivir a Sara. Leí un artículo escrito por dos camboarras llamados Poupe y Bru sobre las casas de Sara, basándose en la copia de un documento de 1505. Ahí nació mi interés por identificar y localizar las casas de Sara.
Y al final publicaste un libro...
X.E.: En realidad no era el objetivo, pero me embarqué en un trabajo tan grande... Sara, etxeak eta deiturak lau mendez (XVI-XIX) es, al fin, un libro de consulta. Por una parte, cada casa tiene su ficha, con nombre, fecha y habitantes. Por otra parte, habla sobre los orígenes del apellido, orígenes, significado, etc. He dedicado cientos de horas a esto. Este trabajo se basa en documentos de nacimiento, bautismo y boda. Más de 8.000 en total. Además, se incorporan todos los trabajos realizados en torno a Sara. De todas formas, quisiera subrayar la importancia de Bosquejo etnográfico de Sara, de Barandiaran, ya que me ha sido de gran ayuda en esta investigación.
Váis a presentarlo en el Consejo de Escritores de Sara, en euskera y castellano
X.E.: Si. Barandiaran llamaba bosquejo a un boceto y ese ha sido el trabajo más importante sobre Sara! Un trabajo fenomenal! De gran interés también hoy día. Evidentemente, ha actuado como etnógrafo en esta investigación. También ha realizado estudios de otros lugares, pero el de Sara es especialmente grande. Trabajó durante 13 años en esta localidad, desde 1940 hasta 1953. Lo llamaban Apez txikia, porque a la gente le gustaba que pasaba poco tiempo en el confesionario. Además, prestaba atención a sus mayores, que les contaban cosas de su juventud. Podemos decir que hizo una fotografía y esa fotografía es una historia.
¿Podrías hacer un resumen de esa foto?
X.E.: Entró en temas de cartografía, geología y arquitectura: edificios, religión, supersticiones, complementos, metereología... Es una historia sobre la tierra, la agricultura, el pastoreo, el contrabando, las leyendas, las narraciones, los relatos. Fue pensado y escrito en castellano, pero aparecen muchas frases en euskera de Sara. Por lo tanto, muestra un diccionario muy rico, la mayoría de las palabras relacionadas con el modo de vivir. El trabajo de Barandiaran ha sido muy valioso, sus dibujos han sido de gran ayuda. También cuenta la ocupación de Sara por los alemanes, porque la vivió. Sabía aleman y fue de gran ayuda como traductor. Los alemanes se mostraron muy interesados por su trabajo.
Por lo tanto, había razones para traducir el texto...
X.E.: La mayoría de los vecinos de Sara no conocían a Barandiaran, por lo que nos vimos forzados a traducir su trabajo. El párroco, Jean Aniotzbehere decidió que había que traducirlo al francés y Euskal Kultur Erakundea promovió la traducción al castellano. Pero nosotros queríamos que viera la luz en un euskera accesible para asegurar la transmisión. También hemos aprovechado para arreglar los pocos fallos que incluía, porque a Barandiaran se le escaparon varios conceptos de lingüistica.
¿La razón fue que tenían miedo de perder la transmisión oral?
X.E.: No lo creo, opino que miraba al futuro. En su época la transmisión era total... ¡vivían en las catacumbas! Barandiaran vivía para su movimiento científico y cultural. Más tarde se dio cuenta de que podía relacionar su trabajo con la transmisión y eso da más sentido al trabajo realizado en Sara. Y nosotros, ahora, trabajamos para el futuro.