Txomin Ezponda

Txomin Ezponda

''Xalbador era un monumento para nosotros''

  • Xabaltx
  • 2009-05-22
  • Idioma Euskera

Txomin Ezponda (Jatsu, 1937) es uno de los representantes del bersolarismo tradicional. Cantaba junto con Mattin, Xanpun, Alkhat y Mendiboure. Tras aquella generación, el bersolarismo de iparralde sufrió una decaída. Pero con el tiempo volvió a renacer gracias a las escuelas de bertso. Ezponda nos recuerda con añoranza aquella época.

Txomin Ezponda (Dominique Ezponda Lagan) nació en Jatsu en 1937 en el seno de una familia de agricultores. Tras hacer el servicio militar en Argerlia, comenzó a trabajar como transportista en Bokale a los 23 años de edad. Obtuvo un gran éxito como bertsolari y fue por ello que le propusieron un trabajo de vendedor que desarrolló durante 28 años, hasta su jubilación.

Su trayectoria como bertsolari comenzó en Donibane Garazi el año 1955 junto con Fernando Aire "Xalbador". Ganó el campeonato navarro de bertsolaris en 1983 y cantó en numerosas ocasiones junto con Mattin, Xanpun, Alkhat y Mendiboure. Las actuaciones de entonces transcurrían en ambiente lúdico y festivo.

Creían los entendidos que después de aquella generación, el bertsolarismo de Iparralde caería en el olvido, pero en el año 1980, gracias al trabajo realizado por las escuelas de bertsos, el bertsolarismo renació entre los más jóvenes.

 

Los primeros bertsos, junto con Xalbador

Comenzé a cantar bertsos con 15-16 años. Recuerdo que estaba bailando en un grupo de Uharte con 18 años...¡Todavía sigue aquel grupo! y que Xalbador y Mattin tenían que cantar en un festival de bertsos. Nosotros teníamos que bailar y ellos cantar. En aquel entonces sólo cantaba bertsos entre amigos pero nunca me había subido a un escenario. Fue pura casualidad que Mattin no pudo llegar a Donibane Garazi y Xalbador comenzó a cantar solo. Después de cantar varios bertsos, preguntó si había alguien que supiera cantar bertsos. Que se sentía tonto cantando sólo.

Mis amigos de baile no tardaron en decirme: "¡Venga!, ¡anímate! ¡Demuestra que eres capaz de cantar más allá de la cuadrilla de amigos! Con nosotros eres muy hábil... ahora es el momento de demostrarle a todos que eres un buen bertsolari!" Me cogieron en brazos y me subieron al escenario diciéndole a Xalbador: "¡Éste sabe, éste sabe!" Con las rodillas temblando, comencé a cantar bertsos, y al poco tiempo, conseguí que el público me aplaudiera más que a Xalbador, por mi juventud y valentía.

 

Xalbador, Mattin y Xanpun, una pequeña familia

Desde que comencé a cantar a los 24-25 años, no he parado. Siempre me han llamado de muchos sitios. Recuerdo que en Donapaleu se celebró un congreso de labradores, y canté delante de 500 comensales. Después de aquello, me siguieron llamando de numerosos pueblos. A la gente le gustaba escuchar a un bertsolari joven. Cantaba junto con Xalbador, Mattin y Xanpun. Eramos como una familia.

Después se acoplaron Mendiboure, Alkhat, Arrosagarrai, y más tarde, Mixel Xalbador. Para Mixel era una tarea complicada porque tenía que cantar junto a su padre. ¡Y Xalbador era mucho Xalbador! ¡Ser hijo de Xalbador no era fácil! Pero puede ser que el hijo sea mejor que el padre. Ahí tenemos el caso de los Lizaso. Sin embargo, cuando el hijo no es tan bueno la gente no duda en hacer comparaciones. Y las comparaciones son odiosas. Si Mixel Xalbador hubiera tenido otro nombre, hubiera comenzado antes a cantar bertsos y hubiéramos participado juntos en muchos más festivales. Mixel no había estudiado nada pero era un hombre inteligente, de mucha cultura y amaba el euskera. Su nivel del idioma era muy bueno, tenía un espíritu audaz y decía las cosas en el sitio oportuno, en el momento oportuno.

 

El desarrollo del bertsolarismo y los bertsolaris de hoy en día

Cuando empezamos nosotros el bertsolarismo no era una forma de vida. No era como ahora. No nos pagaban nada. Cantábamos a cambio de la comida o la cena. Sin embargo, en hegoalde ya habían comenzado a pagar a los bertsolaris. Todavía hoy, a un bertsolari de hegoalde se le paga cuatro veces más que a uno de iparralde. Y la razón es muy simple: allí el bertsolarismo mueve mucha más gente que aquí. Han trabajado mucho a favor del euskera y del bertsolarismo y han conseguido otorgarles una identidad que antes no tenían. Eso es fruto del trabajo de mucha gente. Los vascos ahora tenemos una personalidad, una identidad. Es un placer. Ahora hay gente que vive de cantar bertsos.

Antes cuando nos juntábamos los bertsolaris, era toda una fiesta. Nos juntábamos para reír y cantar, con humor. Ahora el bertsolarismo es un trabajo. Los bertsolaris llegan puntuales a la cita, como un pelotari. ¡Y muchas veces tienen que cantar en dos sitios el mismo día!

Los bertsolaris más jóvenes han estudiado mucho. A nosotros se nos nota que no tenemos escuela. Cantamos bertsos muy "clásicos". Hoy en día hay bertsolaris de 15-16 años que cantan bertsos preciosos porque han estudiado y trabajado mucho el bertsolarismo. El cambio es enorme. Se nota que alguien ha trabajado para que ellos sean buenos. Nosotros con 30 años no teníamos ni la mitad de facilidad que los jóvenes de ahora con 18 años.

 

Ya no canto tanto como antes

Después de perder mis mejores amigos, el último Ernest, ahora me siento como viudo. Estando sólo, se pierden las ganas. Con amigos te haces más fuerte. También es cierto que cuando pierdes un amigo puedes hacer otro, pero es diferente. Mis mejores amigos ya han fallecido. Cuando veo fotografías antiguas, me doy cuenta de que yo soy el único que sigue vivo. Ahora no me apetece cantar. Doy clases de bertsolarismo, cerca de casa. Tengo compañeros y amigos, y no me puedo quejar.

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