Patrick Quéheille (Barkoxe, 1964) el suletino ha escrito la pastoral Xahakoa en homenaje a Alexis Etchecopar (1924-2005) Attuli. Los habitantes de Barkoxe la escenificaban los días 25 y 31 de julio, y el 8 de agosto de 2010.
Nací en Barkoxe hace ahora 46 años. Mi relación con la cultura vasca comenzó con 14 años, cuando empecé a participar en la escuela de danza de Zuberoa, en especial en la de Barkoxe. Al año siguiente, en 1979, tomé parte en las mascaradas del pueblo como ''kukullero''. Se escenificaban en verano.
Continué en las escuelas de baile hasta que me hice mayor, y, en concreto, he bailado durante 10 años con el grupo de Barkoxe. A través de la danza he podido sentir la cultura vasca de otra manera, y no sólo relacionada con las mascaradas y las pastorales. Alrededor del centro cultural Uhaitza creamos Gaialdia en 1986, un espectáculo con el que recorrimos las siete provincias. En ese espectáculo había dos o tres obras de teatro que dirigía Daniel Landart, las creaciones de danza las preparamos con Roger Goyhenetch y teníamos un grupo de cantantes alrededor de Robert Larrandaburu, Pipas
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En 1986 participé en la pastoral Etxahun de Barkoxe, y en 1990 en la de la ikastola. Conocí a Battitt Urrüti, errejent o director de pastorales y comencé a trabajar con asociaciones de fuera: con Uhaitza y con la asociación Aitzindariak, una asociación que reunía a 16 grupos de baile de distintos pueblos de Zuberoa.
En 2002 creamos el espectáculo Lauburu con los jóvenes de Barkoxe. Más tarde, en 2006, reunimos a todos los grupos de baile de Zuberoa para escenificar el espectáculo Aitzina Pika, con el que recorrimos tanto Zuberoa como Bizkaia, Álava y Gipuzkoa. Soy el responsable de la asociación cultural Etxahun, y hace 20 años que enseño a bailar. Hemos creado dos o tres fiestas en torno a las pastorales, las danzas de Zuberoa y la mitología.
Barkoxe tiene 800 habitantes, y un gran número de jóvenes. En 2002 teníamos unos 100 jóvenes de entre 20 y 25 años. La cultura vasca, en concreto la danza de Zuberoa, la mascarada y la pastoral siempre han tenido mucha tradición aquí. En el siglo XX, en el periodo de entre guerras, organizaban una mascarada casi todos los años. Los jóvenes siempre han escuchado en casa, en boca de sus abuelos y abuelas, eso de: ''Nosotros siempre hemos bailado, estaba muy bien. Esas cosas no las tenéis que dejar''.
También ha habido profesores muy buenos. Yo no le conocí pero voy a nombrar a uno: Martxe Eihartzet. En 1953 pidió a Etxahun Iruri que escribiera una pastoral sobre Etxahun de Barkoxe. Era dantzari, profesor de baile y director en pastorales y mascaradas. Su huella todavía perdura. Después vinieron Germain Lechardoy y Jean-Fabien Lechardoy. Yo he aprendido a bailar con Jean-Fabien y él es el director de la pastoral de este año. Gracias a ellos se ha trasmitido la tradición.
El euskera era mi idioma materno, aunque de niño lo dejé a un lado. Estaba prohibido en la escuela y nuestros padres tampoco nos obligaban a hablarlo. Cuando empecé a participar en los bailes y las fiestas de los pueblos, me di cuenta de que cometía un error si no lo hablaba. Lo retomé a los 18 años, y he tomado clases en la escuela nocturna para aprender a escribir. Me parecía muy importante saber euskera.
Cuando en un pueblo se organiza una pastoral todo el mundo quiere participar. Se han dado cuenta de que, aunque no sepan euskera, pueden aprenderse un bertso y subirse al escenario. Les hemos dejado hacer eso porque si no divulgamos la cultura se morirá. Nuestra labor posterior es hacer entender a esa gente que tienen que hacer un esfuerzo para saber euskera y aprenderlo. A los que quieren aprender euskera, este año les hemos ofrecido ayuda para que se apunten a las clases nocturnas. Es un paso pequeño y simple para hacerles entender que la cultura vasca no puede sobrevivir sin el euskera. Para mí no es posible. Y los más jóvenes se dan cuenta, sobre todo en las mascaradas, que necesitan dominar el euskera para tener un papel de buhame o kautera. La propia cultura les hace ver a los más jóvenes sus dificultades a la hora de hablar.
No creo que las normas de las pastorales sean lo más duro. Para mí lo más duro es encontrar un tema que sea rico para el escritor y que también dé juego a los participantes. Yo he tenido suerte porque en mi pueblo siempre he encontrado temas: en la primera pastoral, en 1998, hablé de Etxahun, de Ithurburu y de Beñat Mardo; y esta vez, de Attuli. Para escribir algo, necesito sentirlo con intensidad.
Attuli murió hace 5 años. Lo conocí muy bien. Primero en nuestra época más joven (mi madre era su vecina), y después como autor de canciones. Le pedía que me escribiera temas para las fiestas que organizábamos con los grupos de danzas.
Cuando escribí mi primera pastoral le pregunté qué le parecía antes de enseñárselo al resto del pueblo. Al de un mes, una mañana vino a casa y me dijo: ''Patrick lo he leído. Es simple y veo que tiene intención. Al hierro hay que golpearlo cuando está caliente, pero hay que golpearlo''. He tenido una relación especial con él. Cuando se murió, la familia no tenía rastro de sus canciones, pero les dije que intentaría hacer un recopilatorio de sus temas. Me gustan las historias de su tiempo y estoy investigando sucesos de la Segunda Guerra Mundial. Con el tiempo me he dado cuenta de que hay miga como para escribir una pastoral, con Martxe Eihartzet, Germain Lechardoy, Lohidoi y Etxahun Iruri también.
En Barkoxe tenemos ya una tradición, y llevamos ya más de doce años con las pastorales.
¿Por qué? No sé. Creo que hay una voluntad popular detrás de todo esto. No sólo nace de un escritor. Surge de la voluntad de todo el pueblo. Desde el punto de vista de la organización, es complejo (porque son todos voluntarios), pero también resulta simple al mismo tiempo (porque se basa en esa voluntad popular). La Pastoral como fiesta, tiene sus ritos, y la organización también.
A través de la Pastoral, surge una solidaridad y una unión muy especial entre personas y entre pueblos en una época en la que apenas hay relación entre nuestras formas de vida. Ahora, con Internet, puedes vivir en tu casi sin conocer a tus vecinos. Con la Pastoral todos se reúnen. Nunca he oído que una pastoral no sea bonita, o que esté mal. Nunca. Es positivo a nivel social, para crear lazos entre la gente, para dar a conocer la cultura y para mantener una lengua.
Este año hay un cambio. Hay que reservar con antelación (en la web etxahun.org, por ejemplo), ya que cada espectáculo tendrá un aforo máximo de 2.300 personas. En Barkoxe podrá verse en tres ocasiones: el 25 de julio por la mañana, el 31 de julio por la noche y el 8 de agosto a lo largo del día.