Desde pequeña ha estado sumergida en el mundo de la "euskal dantza", pero también ha probado con las danzas contemporáneas. En 2001, la coreógrafa Pantxika Telleria creo la compañía de danza EliralE. Mediante piezas dirigidas a un público joven, pretende crear disciplinas diferentes.
Nacida en Donibane-Lohizune, Pantxika Telleria tiene 37 años y es madre de dos hijos. Comenzó a bailar desde muy pequeña, y actualmente, trabaja como coreógrafa en la compañía EliraIE que creo en 2001. Le gusta mezclar nuevas disciplinas (teatro, música, danza); las piezas Lodikroko y Otto (una pieza dirigida a niños y jóvenes en la que actualmente trabaja y que se estrenará durante el próximo noviembre) son el mejor ejemplo de ello.
Por otra parte, ha conseguido enriquecer de sobremanera la danza Soka de la compañía de Jon Maya Kukai con sus aportaciones como coreógrafa.
A continuación, os ofrecemos algunos fragmentos de la entrevista que nos ofreció en abril de 2009.
"Tengo dos recuerdos: ama y las tías impartiendo clases de fandango y yo queriendo entrar dentro del circulo para poder ensayar. El segundo recuerdo: yo diría que se refiere al grupo de "euskal dantzak" de Donibane Lohizune, Begiraleak. También tengo otros recuerdos: el del mundo del jazz y del clásico. Los cuatro años que estuve en el conservatorio de Paris hasta que se me curo una herida de la rodilla... No se si hoy en día dejaría que mi hija se marchara, la verdad; he conocido el mundo de la danza y puedo decir que es muy duro. Las escuelas de grado superior suponen mucho esfuerzo y los profesores son muy estrictos en lo que respecta al físico, cuando yo estuve eran mayores y estaban acostumbrados a la vieja usanza. Utilizaban técnicas muy duras: en la punta (del calzado de danza), guardaban unos trocitos pequeños de hierro para que nos hiciésemos daño. Se trata de un mundo bastante curioso y especial. El último año en el que estuve llego un director nuevo y comenzó a implantarse la danza contemporánea junto con otras disciplinas; teatro, canto y un ballet joven que comenzó para abarcar un espacio más amplio. En mi época, lo cierto es que emplearon métodos equívocos. Han salido un montón de estrellas, pero... ¡a que precio! La verdad es que no tengo un recuerdo demasiado bueno."
"Tras un problema en la rodilla estuve sin practicar la danza durante cinco años. Después volví; fui capaz de comenzar con unos estudios para mejorar el castellano y el euskera en Burdeos, de los que no me arrepiento en absoluto.
También practique un poco de danza en Burdeos, pero muy poco. Al final, me percaté de que no era capaz de interpretar, pero si de coreografiar; eso es lo que me gusta y tras crear mi propia compañía decidí no danzar, porque lo que en realidad me gusta es gestionar el grupo y materializar la idea que en un principio tengo en mente. Así es como ha sucedido y soy feliz como coreógrafa".
"Creo que en Iparralde o Lapurdi tenemos una forma de bailar que es muy global, es decir, movemos una parte de la cintura, por ejemplo, con la misma parte del hombro. Si se estudia el desarrollo de un niño, observamos que primero comienza a ponerse en pie y luego mueve todo el cuerpo; las piernas y los brazos se mueven para coordinar la parte superior e inferior del tronco. En el Mutxiko, una danza vasca similar a la mutil-dantza, es bastante común: no se trata de danzas vistosas, son más populares, simples técnicamente y bailables para todos... creo que es una aportación de la globalización y que en otras técnicas la coordinación es diferentes. Por eso, la danza y ser vasco, podría ser eso: mi cuerpo y la manera de ver la vida. La cultura vasca es capaz de adaptarse deprisa, y al final, eso supone una riqueza inmensa."
"Nunca hablo de la danza como si fuese parte de las instituciones culturales. Creo que es una habilidad propia del ser humano que aporta otro punto de vista de la vida.
Si únicamente te quedas con lo del día a día, la vida puede llegar a ser muy triste, sin mucho fundamento; si sólo te quedas con los acontecimientos de a diario... hay que levantarse de la cama para poder avanzar. Creo que la cultura es un tesoro, una forma para ver el mundo, embellecerlo, alegrarlo y pasarlo lo mejor posible."
"En la danza contemporánea hay más libertad para expresarse. Lo contemporáneo son mil cosas a la vez: existe un movimiento que se llama danza teatro que viene desde Alemania y es conocido como la técnica Graham, la técnica Cunningham, por ejemplo, viene de la India, pero en Africa también tienen danzas contemporáneas. Por lo tanto, ¿que es la danza contemporánea? Yo creo que es un movimiento y una manera de ver la danza.
Los artistas sabemos muy bien a qué público queremos dirigir cada cosa. En el festival para el que trabajaba en Biarritz, sabía a quien le iba a gustar qué. Es asombroso: hay muy pocas personas que son capaces de disfrutar con un ballet clásico o una danza contemporánea."
"A menudo trabajo en escuelas y en diferentes proyectos, pero la mayoría de las veces son de poca duración; entre un mes y tres meses. Pero tenía ganas de coordinar un pequeño grupo duradero y ver que es lo que somos capaces de crear. Había algunos padres y madres que preguntaban. Comencé hace 15 años y luego lo dejé. En un principio quería ser bilingüe, pero siempre me patinaba con el francés. Y ahí es cuando dije; "Si, será en euskera". Quería que el movimiento traspasase los cuerpos a través de ese idioma. Al final, han venido a mi un montón de niños. He tenido que hacer dos seminarios."
"Esa era mi idea: crear una estructura no solo entre nosotros, sino también para abrirse y poder hacer un hueco para practicar con niños, tanto dentro como fuera de la escuela. También tengo otro grupo, mujeres de más de 50 años de edad. Joselu Beraxategi ha preparado una pieza con los padres de la ikastola Azkain. Zelia Thomas trabaja a menudo en dichos seminarios. Y ahora, con la nueva representación, Joseba Irazoki comenzará con la música, Jose Cazaubon en la danza y Maialen Maritxabala en las artes plásticas, es decir, la estructura es lo que permite llevar a cabo planteamientos como estos."