El cantante, txistulari y atabalari de Zuberoa Jean-Mixel Bedaxagar (Urdiñarbe, 1953) participaba en un homenaje a su maestro, Etxahun-Iruri, el 3 de marzo en el centro Koldo Mitxelena de San Sebastián.
En esta entrevista rememora su camino en el mundo de la música y recuerda a Etxahun-Iruri.
Cuando de pequeño vió las primeras mascaradas en Urdiñarbe, el cantante de Zuberoa Jean-Mixel Bedaxagar (Urdiñarbe, 1953) observó cómo el sonido del txistu le entraba por los cuatro costados. Después, tras estudiar con los maestros Etxahun-Iruri y Copain (también las percusiones), comenzó a actuar en mascaradas y fiestas. En esta entrevista rememora su camino en el mundo de la música y recuerda a Etxahun-Iruri.
Jean-Mixel Bedaxagar: Desde siempre me he sentido atraído por el txistu. Vi muchas mascaradas entre los cuatro y los ocho años. Ese instrumento me enloqueció. Le dije a mi abuelo que quería aprender a tocarlo y él me respondió "yo lo he intentado, pero no he sido capaz de hacerlo sonar".
Pasaron los años, mis amigos conocían mis gustos musicales. Uno de ellos me dijo "tengo un compañero del trabajo que tiene una hermano que fabrica txistus, ¿quieres que te haga uno?". Así es como compré un txistu con mi primer sueldo.
No había radio en casa, ni magnetófono ni televisión. Oía el txistu y la percusión yendo a mascaradas: sonaban muy bien y quería tocar así. Mi sueño se ha hecho realidad porque he conocido a todos aquellos músicos aunque nos diferencien 40 años: Etxahun-Iruri, Copain, el percusionista Garat Arhane, Ttanbour, Hegobürü son los más conocidos, y entre los retirados están Etxahun-Liginaga y Agerret de Maule.
Comencé a tocar el txistu, rompiendo los oídos a los que estaban a mi alrededor. Luego comencé con Etxahun-Iruri, al que conocí en Mendikota. También conocí a Copain, el txistulari de mi padre, que era dantzari. Aprendí a tocar varios instrumentos mientras tanto. Recuerdo cómo tocaba a las dos de la mañana, mientras mi madre me echaba la bronca por no haberme dado cuenta de qué hora era.
Siempre veía ese instrumento en fotos y quería aprender a tocarlo. Aquí no había nadie que me pudiera enseñar, solo Iñaki Urtizberea en Biarritz. Conocí a Jean Passimour en Billere d'Ossau. Me afinó el tambor y me enseñó algo. Tendría 20 años. Cuando comencé a tocar en mascaradas ya tocaba el atabal. El último atabalari de Zuberoa, Simon Patalagoity, falleció en 1958. No lo conocí, desgraciadamente.
Esta especialidad puede encontrarse también al otro lado del Pirineo, en Aragón, Ossau, cerca de Pau. Se llama timbal de Gazkoinia y se extendió en Europa en el siglo XVI, en Italia. También he visto en las iglesias de España, que los ángeles tocan el timbal. Se extendió rápidamente en aquella época.
Hay otros músicos que tocan esos dos instrumentos. Los más conocidos son Mixel Etxekopar y Jean-Charles Sanz. También hay varios jóvenes, mejores que Barkox.
Me encuentro muy cerca de Etxahun-Iruri. Era un hombre encantador, amaba a los jóvenes y nosotros también lo queríamos mucho. Etxahun-Iruri nos inició en muchas cuestiones. Por ejemplo, con él comenzamos a ir al sur. Allí todo el mundo lo conocía, era muy famoso. Tendría 70 años cuando lo conocí. Estábamos junto en una comida del Dantzari Eguna de Donibane Lohitzune. Aparecieron 40 txistularis y le rindieron tributo con Agur Xiberoa. Fue muy, muy emocionante.
Nos enseñó mucho, nunca se quejaba. Me enseñó mucho sobre música. Yo toco de oído, por pura intuición.
Muchas veces me encontraba en el monte, en la zona de Ahüzki, cantando, tocando el txistu. Algunas melodías vienen del bosque y otras, del movimiento de los dantzaris en las plazas. No es lo mismo. Mientras toco las danzas de Zuberoa con el txistu estoy con los dantzaris, aunque no los tenga delante.
Todo el talento del músico zuberotarra Jean-Mixel Bedaxagar se puede disfrutar en su disco Auñamendi (Elkar).