Antton Lannes (1984, Uztaritze, Lapurdi) es el portavoz de la asociación Euskal Herria Zuzenean (EHZ). Nos habla sobre el festival, y sobre sus diferencias con respecto a otros certámenes del entorno. Nos invita a estar en Heleta los días 1, 2 y 3 de julio de 2011 por mil razones, y defiende EHZ por su identidad.
Xan Aire: ¿Qué importancia tuvo la música en tu infancia?
Antton Lannes: Mi abuelo siempre cantaba, también mis tíos Robert y Anje. Yo no soy músico, pero ha tenido una gran influencia en mi vida, aunque sea de manera inconsciente, porque gracias a ellos me acerqué a la música vasca. Luego, desarrollé mi interés por la música en la ikastola, como es evidente.
¿Y qué tipo de música escuchabas de joven?
A.L.: ¡Negu Gorriak! En aquella época, creo que por un lado había seguidores de Su Ta Gar y por otro, seguidores de Negu Gorriak. Yo era de los segundos, pero siempre me quedará la espina de que solo les he visto en directo una vez, en su concierto de despedida. Era demasiado joven para apreciarlo. Acudía a romerías de Sustraia. Después conocí a artistas como Mikel Laboa, Etxahun Iruri y Xabier Lete. Entonces volvieron a mi cabeza aquellas canciones de mi abuelo y me dio una pena enorme no conocerlas en profundidad. Tras la parada de Negu Gorriak he oído poca música en euskera, aunque casi montamos un club de fans de Kolpe K. De todas formas, no sigo un determinado tipo de música.
Da la sensación de que quedó cierto vacío en la música vasca tras la disolución de Negu Gorriak
A.L.: ¡Si! Negu Gorriak ha sido un grupo único, con una repercusión internacional impresionante. Ha sido el único grupo en mezclar imagen, comunicación, estilos musicales y temas.
¿Y Fermin Muguruza?
A.L.: Su trayectoria es espectacular, y no solo en lo musical, ya que está realizando un ciclo de documentales para Al-Jazeera. Fue el motor de Kortatu y Negu Gorriak. Ha sido muy criticado, pero a mi me encantan este tipo de personas. Se arriesgan y eligen sabiendo que van a ser criticados. Superar los obstáculos es avanzar.
... y llegamos casi al lema de este año... por qué ''Mugetatik at'' (''más allá de las fronteras'')???
A.L.: Hace dos años que estamos creciendo en cuanto al número de actividades. Hemos querido volver al espíritu de la asociación. Hemos realizado más actividades, pero manteniendo la coherencia dentro del proyecto general. Creamos el concurso EHrZ para acabar con las fronteras de los grandes productores y dar un escenario digno y algo de promoción a su trabajo. Elektrotasuna, en cambio, quiere salir de las fronteras que marca el folklore vasco. Por último, EHZ, un festival que rompe fronteras, tanto territoriales como culturales. Ofrece cosas nuevas, que van más allá de las fronteras que conocemos.
Pero, al mismo tiempo, es obvio que mantenéis vuestras raíces muy unidas a la cultura vasca...
A.L.: Eso no hay que perderlo de vista. La base de todo lo que hacemos es la cultura vasca y el euskera. EHZ es un agente cultural en Euskal Herria, pero también una herramienta que permite dar voz a la cultura vasca y al euskera, y que promueve su utilización.
Por otro lado, también intentamos apoyar a las asociaciones locales, ejerciendo de plataforma entre ellas. En la época de Piztu, la influencia era mayor, ya que se prestaba material a los grupos, y se ayudaba económicamente a las asociaciones.
Hoy en día eso no es posible. El año pasado, por ejemplo, hemos salvado justo-justo el tema económico, y los últimos años, en líneas generales, han sido difíciles.
Desde que estamos en Heleta, no podemos saber realmente cómo va a ir el festival: hace dos años, tuvimos el concierto de Manu Chao, y atrajo a muchísima gente; pero, el año pasado, todo lo contrario: por culpa de una tormenta tuvimos que cancelar toda una noche. En 2011 veremos la estabilidad del festival de Heleta.
¿Es importante integrar un festival en un pueblo?
A.L.: Sí. Hay muchos festivales, pero en Euskal Herria tenemos la ventaja de tener una cultura popular muy arraigada. En mucho sitios se está perdiendo eso, y en un festival es importante sentir esa cultura y ese ambiente de cerca. El ambiente de plaza solo se encuentra en el corazón de un pueblo. Además, en el aspecto artístico gozamos de una gran riqueza: danza, teatro, música, asociaciones...
Eso es imprescindible, sobre todo a nivel musical, ya que en ese aspecto quizá tenemos más dificultades para renovarnos. EHZ no es solo un festival de música, y eso es un factor importante. El que llega a nuestro festival puede consumir lo que quiera, como quiera, y con un ambiente muy especial.
En el aspecto logístico, es muy difícil ubicar un festival en medio de un pueblo, porque no se puede olvidar el tema de la seguridad. En cuanto a la afluencia de gente, es un plus para nosotros, porque se genera un ambiente especial en el festival.
¿EHZ atrae a mucho público?
A.L.: Cada vez más. Desde el punto de vista de Akitania, EHZ es uno de los más antiguos. Después han llegado el festival Garorock de Marmande, Emmaüs, Océaniques, el Big Festival de Biarritz, el Azkena Rock de Gastéiz y el Bilbao BBK Live.
Todos ellos se organizan en nuestro entorno, más cerca o más lejos. En el caso de los dos últimos, no podemos acercarnos a su programación. Siempre van a tener más dinero, a no ser que nos convirtamos en el Banque Inchauspe Festival.
¿EHZ es completamente diferente a otros festivales?
A.L.: Desde dentro yo veo muchas diferencias. Espero que la gente, desde fuera, también las vea, y que sepa a dónde ha venido. En cuanto a la oferta somos diferentes, y le damos importancia al concepto de la militancia, a la cultura vasca.
En el aspecto de la organización, el resto no tiene los mismos criterios que nosotros. Tenemos empresas patrocinadoras por obligación, porque participan técnicamente. Un empresa no nos da 100.000 euros para que su logotipo aparezca en gran tamaño en el festival.
Me gustaría saber cuántos festivales hay en Europa que se basen en el trabajo de sus colaboradores. Tenemos 650 colaboradores y dos trabajadores y medio, como mucho, ya que las cosas siempre cambian.
Si asistieras el festival EHZ como público, ¿qué conciertos verías?
A.L.: El viernes, Morcheeba e IAM; el sábado, Jim Jones, Atom Rhumba y Gose; y el domingo..., yo creo que haría fiesta, sin centrarme en ningún concierto en concreto. No soy muy fan del reggae, aunque los directos de Tiken Jah Fakoly siempre son excelentes.
Últimamente hay una idea que se ha puesto de moda: la cultura vasca es una cultura joven. ¿Es importante tenerlo en cuenta?
A.L.: Así es. Emocionar a los jóvenes es importante, sobre todo de cara al futuro. Pero, no sé si damos suficiente vida a nuestra cultura. Diciendo que la cultura vasca se muere, y organizando cosas, ¿llegamos lo suficientemente lejos? Nuestras raíces están ahí. Pero, ¿nos permitimos la suficiente libertad a la hora de crear? Sorgin, una creación que nace con motivo de EHZ, va en esa línea. Hay una cosa clara: a los jóvenes, hay que darles de beber cultura vasca, más que cerveza.