La mascarada suletina

Durante mucho tiempo, y debido al éxodo rural, estas celebraciones han estado interrumpidas, recientemente han sido retomadas lo que demuestra su gran vitalidad, todo ello gracias a una población local que ha sabido aunar tradición y modernismo.

El País Vasco conserva en el corazón del invierno y algunas veces en primavera, las tradiciones de máscaras en las que la danza ocupa un papel central. El Conde de Guiche declaró en 1671 en el transcurso del carnaval: En el País Vasco, es imposible hacer otra cosa más que bailar. El mundo vasco que es esencialmente rural, encierra costumbres muy antiguas que en nuestra opinión se diferencian de las de las ciudades [...].

De diciembre a marzo, las tradiciones evidencian un tiempo dedicado a alejar al año viejo y a las almas errantes, a despertar al oso y a favorecer la fertilidad de la tierra, de los animales a fin de conseguir un gran rebaño, y organizar las bodas que facilitarán la renovación de las generaciones

La mayoría de estos rituales se encuentran puestos en escena, por la juventud masculina, en diversas fiestas organizadas bajo el control de los mayores, fiestas en las que a menudo participan muchos jóvenes con el fin de representar todos los papeles.

La mascarada suletina es, sin lugar a dudas, la más importante y la mejor conservada de todas estas tradiciones; se compone de dos grupos:

• Los rojos, ataviados con ricos ropajes, entre los que destaca el personaje del zalmalzain (mitad hombre, mitad caballo), ejecutan danzas que exigen bailarines muy cualificados.
• Los negros, son más juerguistas, salvajes, bailan de una manera más violenta e incluso algunas veces, obscena.

Fuente: Extracto traducido del "Diccionario Temático de cultura y civilización vasca" con la amable autorización del autor, y publicadopor Editions Pimientos (Urrugne 2001).

Más información

• Las mascaradas de Zuberoa (Oier Araolaza)

Fotografías

• Mascarada de Ordiarp (06-01-2006)
• Mascarada de Altzai (2003)
  Fotografías: Sébastien Carlier