Desprecio, condenas y prohibiciones
Los bertsolaris no eran apreciados por todos. Los notables et los sacerdotes los rechazaban categóricamente.
Algunos alcaldes llegaron hasta prohibir toda improvisación pública, y ello, en perfecto acuerdo con la Iglesia Católica.
Sin embargo, fue después de la guerra civil (1936-1939) y sobre todo con la victoria del General Franco, cuando el bertsolarismo, como toda la cultura vasca, conoció uno de los períodos más terribles de toda su historia.
El requisitorio del Abad Camoussarry ( siglo XIX)
El Abad J.B. Camoussarry (1815-1842) por ejemplo, compuso un bertso muy severo referiéndose a uno de los suyos :
Tripa arnoaren suaz duenian berotua
Ergelkeriak kantatuz hausten dautzute burua !
Ikara hadi trixtea, laster bahoa hobirat...
Ikusak hire zortea, kantuz hoa ifernurat !
Cuando el fuego del alcohol le quema el estómago,
¡Nos rompe la cabeza cantando bobadas !
Tiembla desgraciado, pronto irás al cementerio.
Analiza tu destino, ¡tu canto te llevará al infierno !
Está claro que para nuestra sociedad, nuestros bertsolaris no han sido un modelo de comportamiento.
Así, Jean Ithurriague (antiguo conservador del Museo de Bayona y autor del libro Un pueblo que canta : los vascos/"Un peuple qui chante : les Basques". 1947, Edición Edimpress, París – agotado), nos cuenta la siguiente anécdota : Manex Apezena, de casa "Bildostegia" en Banca era todo menos honesto. Poeta venal, vendía sus cuplés y se había especializado en la delación.
Pasó una quincena de años en prisión por robos. Sospechando que su sobrina le había denunciado, le dedicó canciones sin pudor alguno. A Manex, sin embargo, no le faltaba ni verbo, ni imaginación ; manejaba la inventiva como un maestro.
Un bertsolarismo legalmente reglamentado (1850)
Aguirre d'Asteasu, en su libro"Eracusaldiac" publicado en 1850, cita la resolución siguiente :
« La ley española prohibe a toda persona pronunciar palabras obscenas o cantar canciones pícaras, ni de día ni de noche, en calles, plazas o caminos, bajo pena de recibir cien latigazos y tener que abandonar el pueblo durante un año ».
Esta prohibición y muchas otras tenían como primer objetivo a nuestros bertsolaris ¡Sin lugar a dudas !
Lo cual, seguro que hizo pensar a los versificadores…y ¡calmar sus ardores !
Bertsolarismo y dictadura franquista (1936-1975)
Al día siguiente de la guerra civil española (1936-1939) y de la victoria del General franco, el bertsolarismo conocería uno de los períodos más terribles de su historia.
Al principio no se atrevía nadie a hablar vasco en la calle.
Más tarde, cada vez que se quería organizar una manifestación cultural, hacía falta ir a ver al Alcalde del pueblo, quien a su vez, si lo juzgaba necesario, iba a ver al Gobernador Civil de la provincia. Este último, después de haber consultado con el Comité de censura, autorizaba o no, dicho acto.
Fue así como cientos por no decir miles de representaciones fueron censuradas o prohibidas en el último momento. Los bertsolaris fueron las primeras víctimas de este inmundo régimen.
Se les pedía que pusieran por escrito lo que fueran a decir… Tratándose de una improvisación, ¡era imposible ! Ni los propios bertsolaris conocían los temas ya que eran propuestos en el momento de la representación.
Hay que saber que, a pesar de todo, y gracias a la comprensión y/o a la autoridad de algunos representantes de la ley, especialmente en Guipuzcoa, las justas pudieron celebrarse con bastante regularidad a partir de 1942.
Eso sí, no sin riesgo y dificultad para los improvisadores, constantemente vigilados durante sus prestaciones.
Algunos fueron a la cárcel en varias ocasiones por haber dicho que se sentían vascos y que amaban a su patria.